En la actualidad el mundo atraviesa una crisis económica a causa principalmente a los efectos de la pandemia por COVID-19. Y aunque algunos sectores como el inmobiliario han mostrado signos de reactivación, todavía existe cierta incertidumbre sobre lo que depara el futuro.

Algo que nos ha enseñado la historia es que tiende a repetirse y podemos aprender de errores pasados. Por ello, en Wiggot hemos recopilado tres valiosas lecciones de las crisis hipotecarias comparando la actual con la del año 2009.

Un poco de historia

Por el año 2007 se estaba formando en Estados Unidos una importante crisis financiera debido a la incapacidad de deudores con alto nivel de riesgo crediticio (llamados deudores subprime) de pagar los préstamos hipotecarios otorgados por los bancos a pesar de las bajas tasas de interés.

Hubo una colocación excesiva de préstamos hipotecarios a clientes con capacidad crediticia frágil y la mayoría de las veces esta información se ocultó o se subestimó.

La situación explotó en los siguientes dos años con un mercado hipotecario y crediticio deteriorado y debilitado, por un aumento en las tasas de interés y disminución del valor de los inmuebles. Pronto los préstamos se volvieron incobrables y la inestabilidad financiera se extendió de Estados Unidos al resto del mundo iniciando, no solo una crisis sino también un periodo de recesión a nivel mundial.

¿Qué lecciones aprendimos?

1. Esta crisis es tratable si se gestiona de forma no tradicional

A partir de la llamada crisis subprime, tanto instituciones financieras como inversores y gobiernos se han dado a la tarea de reformular activa y creativamente sus estrategias y planes de negocio para ajustarse a nuevas (e imprevistas) situaciones como la que estamos viviendo en este 2020.

La manera en que se manejaron las hipotecas subprime no fueron con las regulaciones adecuadas. Sus débiles criterios no hacían la recolección y comprobación de documentos e ingresos, además de que los créditos estaban diseñados con tasas muy bajas (y que debían ser compensadas por el cliente) lo que aumentaba el riesgo de la deuda.

Ahora, las instituciones financieras por regulación gubernamental y por políticas propias hacen un minucioso análisis del posible acreditado, solicitando información exhaustiva documentada sobre sus ingresos y patrimonio.

Pero no solo se exige información a los posibles acreditados, ahora a las mismas instituciones financieras se les exige tener integridad en la información que proporcionan a las autoridades que regulan su  actividad.

2. La anticipación en la toma de decisiones durante estos periodos es fundamental

Gobiernos y Bancos Centrales han reaccionado con mucha mayor rapidez durante esta crisis hipotecaria. Por una parte, dotando de liquidez al mercado (como a través de los compromisos de compra de deuda) y, por otra, poniendo en práctica un conjunto de medidas de apoyo fiscal con garantías a gran escala para la financiación de empresas o el diferimiento en el pago de impuestos.

Si las autoridades y las instituciones financieras reaccionan rápido, es posible disminuir el impacto de la crisis y no asumir riesgos peligrosos, asimismo, es posible lograr un equilibrio que podrá ayudar a salir de la situación actual.

3. La crisis pasará pronto

El Fondo Monetario Internacional y organismos como las Naciones Unidas, se muestran optimistas en cuanto a la crisis de este 2020 debido a que, si bien desconocemos cuándo terminará totalmente la contingencia sanitaria y existan vacunas eficaces, cada país está tratando de impulsar su economía de diferentes formas.

Optar solo por la austeridad para combatir una crisis es solo una estrategia,  también conviene favorecer estímulos para el crecimiento y evitar así una depresión mayor. En el caso mexicano se está tratando de impulsar con el sector inmobiliario y la construcción.

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