La intermediación inmobiliaria es un servicio realizado por un profesional que conoce muy bien el mercado de bienes raíces y se interesa por darle a su cliente un servicio individual y personalizado durante el proceso de compra, venta o renta de una propiedad.

Es decir que pone a disposición de los futuros compradores y vendedores (dependiendo el caso), todos sus conocimientos y experiencias para llevar a cabo por completo los trámites que se requieren en las transacciones inmobiliarias de manera satisfactoria.

Tener un intermediario inmobiliario supone una serie de ventajas para evitar quebraderos de cabeza y complicaciones innecesarias. Su trabajo es asesorar de principio a fin al cliente que pretende vender o alquilar una propiedad; así como explicarle los trámites y lenguaje técnico que desconozca.

Asimismo, la intermediación incluye disminuir futuras complicaciones en las negociaciones al mínimo y agilizar todo el proceso en la medida de lo posible; pues la satisfacción de su cliente es su prioridad número uno.

Para regularizar las funciones de este profesional, el cliente debe firmar un contrato de intermediación inmobiliaria en el que se establezcan las condiciones, derechos y obligaciones para que la compraventa se realice convenientemente.; así como poner en claro el tema de los honorarios.

El contrato consiste en un documento en el que se especifica legalmente que el agente inmobiliario se encargará de buscar compradores o arrendatarios interesados para el inmueble. Lo que significa que el agente no es un representante legal o está capacitado para hacer la venta en nombre del dueño de la propiedad.

La razón por la que los clientes se deciden por solicitar los servicios de un intermediario inmobiliario se debe a que es mejor contar con la ayuda de un experto que sepa sobre el sector y que evite sorpresas desagradables que jueguen con tu futuro patrimonio.

Así que, la mejor forma de asegurarse de que no ocurrirán acontecimientos relacionados con los impagos, fraudes o trámites legales es que dejen la operación en manos de la intermediación inmobiliaria, especialmente si es un agente profesional.