Recuerdo cuando trabajaba con mi papá en su negocio, al momento de abrir una sucursal, lo primero que pedía era contar con su papelería institucional, hoja y sobre membretado, folders, tarjetas de presentación, entre otros artículos. Y esto no era propio de su negocio, si no de múltiples empresas en aquellos momentos.

Con la llegada del internet e importancia que ha tomado desde hace más de una década, poco a poco esta tendencia fue en decadencia. Sin embargo, a la fecha, continúa vigente el uso de la tarjeta de presentación. 

Se trata de un canal de entrada para entablar una relación con otra persona a la que apenas conoces o que quieres hacer una negociación. 

Las encontrarás de todos tipos, materiales, diseños, etc., pero todas comparten los mismos elementos:

  1. Tamaño ideal para que entren en tu cartera
  2. Que tenga tus datos de contacto
  3. Llamativa para que no se pierda entre otras

Pero, ¿en realidad están cumpliendo la función de generar un contacto o mejor aún, un negocio?

Si lo vemos frío, es un pedazo de papel con tus datos. Algo que no tiene vida, que solo intenta luchar entre el mar de otras tarjetas en salir a flote y decirle al poseedor “hey, aquí estoy, contáctame”. Difícil, ¿no?

Y es que con whatsapp es mucho más sencillo pedirle a esa persona que te envíe un mensaje y seguir en contacto por ese medio. Ahí, de entrada ya tienes un punto de conexión directo con él. Y entiendo que esto no siempre es posible, y es en esos casos, en los que una tarjeta puede ser útil.

No obstante, quitando esos últimos casos, el poder ofrecerle a otras personas tu información de contacto, debería de ir más allá. Aprovechar las herramientas y soluciones que nos da la tecnología, nos puede brindar mayores resultados.

Imagina esto:

Estás en un evento social,  te sientan en una mesa donde conoces a menos de la mitad, pero como buen vendedor, haces lo más por tener una charla amena con todos. En ese momento, uno te pregunta a qué te dedicas, le comentas y él te platica que está buscando una casa. 

En ese momento, y con tu feeling comercial, le ofreces ayudarlo, pero como no quieres estar encima de él en ese momento (recuerda que estás en una fiesta), le ofreces tus tarjeta para seguir en contacto (y los más vivos le pedirán su teléfono). Aquí tendrías dos opciones:

  1. Dar tu tarjeta de presentación, esperar que no la pierda en el transcurso de la noche y que te contacte el lunes.
  2. Pedir su teléfono para decirle que le enviarás tu tarjeta digital, donde aparecen tus datos de contacto, experiencia, certificaciones, inventario actualizado y un formulario de menos de 1 minuto donde te deje lo que busca. 

¿Cuál escogerías entregar?

Con la primera vas a tener que empezar de nuevo el lunes. Con la segunda, el lunes retomas la comunicación con un “estos son los inmuebles que te podrían interesar, ¿cuándo los vemos?

Hoy es posible contar con este tipo de herramientas con wiggot y su herramienta de tarjetas digitales a través de compartir tu perfil comercial.

Este tipo de soluciones te ayudarán a convertir más negocios con tus contactos que una tarjeta impresa.

Si quieres más información sobre este tipo de productos, visita www.wiggot.com.

Nos leemos luego!! 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *